Leyenda del cóndor
Es el ave voladora más grande del mundo, que
habita entre el cielo, en lo alto de la Sierra, en la Cordillera Andina. El cóndor
tiene un collar o golilla del macho, que lo distingue de otras aves carroñeras.
Y es precisamente esta golilla tiene un leyenda ….
Todo empezó hace mucho tiempo, cuando un día,
al atardecer, don Cóndor dejó atrás sus montañas, atravesó las grandes
extensiones de algarrobos, molles y quebrachos y se llegó hasta un
poblado del valle, atraído por la música de una fiesta viñatera que convocaba a
muchos a conversar y beber. En una de esas cantinas festivas fue donde conoció
a un pequeñito, alegre y muy hablador personaje, rápido y atento a todo y con
cierta cultura en eso de la bebida que alegra las almas. Era don Chuschín, un
chingolo común y silvestre, que vio la oportunidad de divertirse un rato y
desafió a don Cóndor mediante una apuesta: los dos se tomarían todo el vino
posible sin llegar a emborracharse. El primero que se embriagara sería el
perdedor y debería pagar las copas de ambos más una vuelta para todos los presentes.
Don Cóndor, tan fuerte y poderoso, comenzó a beber concienzudamente, pensando
en que el alcohol no debía subírsele a la cabeza. Emborracharse, no se
emborrachó, pero ya entrada la noche una intensa jaqueca se apoderó de él y se
le volvió insoportable. De manera que pidió prestado un pañuelo a un paisano
bailarín, que humedeció con agua fresca y acomodó en su cabeza a modo de
vincha, y luego siguió bebiendo. En eso estaba cuando observó que don Chuschín,
disimuladamente, arrojaba al suelo cada sorbo que probaba. Se enojó don Cóndor
y lo atacó, pero el chingolo, veloz y con experiencia en reyertas, le dio un
certero picotazo que le hizo sangrar la nariz. Mareado y sorprendido por el
golpe, a don Cóndor se le aflojó la vincha y se le deslizó por el cuello, donde
quedó para siempre, transformada en suave golilla de plumas blancas.
Alumna: Sandra Montenegro Yunis
1"A"
No hay comentarios:
Publicar un comentario