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lunes, 27 de junio de 2016

El gran escape

                                                    El GRAN ESCAPE
En 2013 me regalaron un hámster pequeño y dorado llamado “Brillitos”, al cual cuide como miembro de mi familia, pero bueno, las cosas pasan y él no está aquí, pero hoy no quiero hablar de su fin, sino de una de las muchas travesuras que hiso antes de partir.

En mi casa, estaba yo, un feriado, dirigiéndome a mi cuarto, en eso observo la jaula donde estaba mi hámster “Brillitos” y me di cuenta de que, ¡¡NO ESTABA!! Me asusté mucho; dije: ¿Y si le pasó algo?, me pase más de una hora con mi mamá buscándolo.

Entonces, escuchamos un ruido que venía de debajo de las escaleras, ¡¡adivinen la sorpresa que nos llevamos!! Había un agujero debajo de las escaleras, mi mamá trajo una escoba y la metimos allí para ver qué tan profundo era el agujero,  pero la escoba no tocaba el final, sacamos la escoba y dos minutos después salió de allí una pequeña nariz como de rata, mi mamá dio un grito fuerte: ¡¡UNA RATA!!.

Yo me di cuenta, no era una rata, era mi hámster, traje rápidamente una zanahoria, y atrayéndolo poco a poco hacia la salida y lo agarré, estaba cubierto de tierra y mirándome con una cara de: ¡no me hagas nada por favor, no fue mi intención! yo solo dije: ¡no lo vuelvas a hacer!, y lo deje en su jaula, a partir de ese día, pusimos dos ladrillos debajo de la escalera, que en algún tiempo fue la ruta para “El gran escape”.
                                           
                                 


Yara Arzamendia

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